En vídeo: un espectacular lance de caza a un corzo con un trofeo de escándalo
Un cazador francés consigue abatir el ejemplar que todo aficionado a la caza del corzo desearía tener en sus memorias. Hablamos con él.
Olivier Barral tiene 44 años y una larga trayectoria cinegética. Su pasión por los recechos lo lleva a cazar tanto en las montañas de su país natal como en Asia Central. El “duende del bosque” es, junto al sarrio, una de sus especies favoritas, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta la densidad y la calidad que tiene Francia de ambos animales.
El corzo de una vida
“Le brocard d’une vie”. En una de sus salidas por los bosques del sudoeste francés se reencontró con un corzo con el que había coincidido por primera vez hace algunos años. Desde ese primer avistamiento, no le perdió la pista. El cazador lo observaba, controlaba sus hábitos y rutinas, y lo grababa soñando con el momento de poder darle caza.
El animal fue creciendo, su cuerna también. Pasaron los años y el momento llegó. Una mañana, a finales de julio de 2022, estaba observando cada prado, escudriñando cada rincón y haciendo sigilosas asomadas en búsqueda de un buen ejemplar.
Quién le iba a decir que buscando algo bueno, encontraría algo extraordinario. Estaba al borde de una arboleda, paciendo junto a una hembra.
El vídeo del lance
No hubo opción a hacerle una entrada y Barral tuvo que esperar a la tarde para probar suerte. Volvió a encontrarse con él en la misma ubicación.
Preparó su Blaser r8 cal. 7 mm rem mag y trató de calmar los nervios. Da igual los años que pasen, el corazón siempre se acelera a la hora de jugar un lance y más sobre un ejemplar como aquel. Se apoyó convenientemente, encaró y ajustó su visor Zeiss. Cuando tuvo al animal en el punto de mira accionó el gatillo y efectuó el disparo certero que os dejamos a continuación.
Así se sintió Olivier
“C’est un stress incroyable avant le tir, une joie immense en découvrant le trophée et une sensation indescriptible de le tenir dans ses mains”
El estrés previo al disparo es increíble, la alegría al descubrir el trofeo es inmensa y la sensación al tenerlo entre las manos sencillamente indescriptible. Con estas palabras el cazador nos describe cómo se sintió durante el lance y el cobro del corzo. Un ejemplar único con unas gruesas cuernas, unas puntas con un largo destacable y una llamativa asimetría.
A la izquierda, el corzo grabado por el cazador antes del disparo.
